jueves, 29 de octubre de 2009

3. GIANT STEPS

Esta noche, En la jazzmédula... Giant Steps...


El lunes cuatro y el martes cinco de mayo de 1959, John Coltrane (1926-1967) se encerró en los estudios Atlantic en Nueva York con el pianista Cedar Walton, el contrabajista Paul Chambers y el baterista Art Taylor, para crear una de sus obras maestras, la primera en su carrera discográfica (más tarde vendrá A love supreme, Ascension). Giant Steps (1960) fue el primer disco hecho enteramente con composiciones de Coltrane y también sería el primero que hizo como líder para la marca Atlantic, con la cual grabará en los dos años siguientes música memorable, discos de primera factura (Coltrane plays the Blues, Olé, My favorite things, etc.).

Después de haber empezado en el disco Blue Train (Blue Note, 1958), Coltrane continuó en Giant Steps con sus exploraciones en el saxo tenor y desarrolló hasta llevarlas muy lejos sus progresiones armónicas, conocidas como "sheets of sound" (sábanas de sonido), las cuales llegarían a ser tan características de su estilo que se les conocería como "Coltrane changes". Tales exploraciones marcarían nuevas tendencias en el arte de la improvisación musical durante la siguiente década (y hasta la fecha, ya que sus posibilidades están lejos de haberse agotado). En 1959 el hard-bop parecía haber llegado a callejones sin salida, y fue Coltrane quien se encargó de explorar territorios inéditos, inusitados, creando nuevas vías de expresión.

Pese a que a finales de los años cincuenta sufría de una severa adicción a la heroína fue ésta una etapa especialmente fructífera en la carrera de Coltrane. Hay que tomar en cuenta que apenas unos días antes, el veintidos de abril, el saxofonista grababa Kind of Blue con Miles Davis, ni más ni menos (disco del que ya hemos escuchado algunas piezas aquí En la jazzmédula). Pero si bien en el grupo de Miles Coltrane era un invitado, en los trabajos que liderea es en donde pueden apreciarse mejor los territorios que recorría la búsqueda expresiva de su saxo tenor. Eran años en los que el músico ensayaba en su instrumento hasta catorce horas diarias, buscando someterlo a un dominio pleno y alcanzar la expansión máxima de sus posibilidades sonoras.


Otro gran saxofonista, Yusef Lateef, conoció a Coltrane en estos años y recuerda que una noche, en Detroit, le preguntó: ¿Cuáles dos llaves [del saxofón] tienen once diferentes sonidos? ¿Cualés dos llaves tienen diez diferentes sonidos? ¿Cuáles dos llaves nueve sonidos?... y así hasta encontrar las dos llaves que pulsadas al unísono dan un solo sonido. Esa noche, tocando, encontraron juntos la respuesta. Así era de meticuloso John Coltrane en el estudio del saxofón.

En este programa escuchamos:

1) Giant Steps. El tema que da nombre al disco. Un clásico, que suele formar parte de los programas estándar de los estudiantes de jazz, tocarlo constituye un auténtico test...

2) Cousin Mary. Tema dedicado a su prima Mary Alexander. En una entrevista, la cousin Mary declara cosas curiosas sobre Coltrane, de hecho, la entrevista se llama "John was very particular about his eggs". Al maestro Coltrane no le gustaba la yema de los huevos demasiado frita; su madre y su tía le decían: "¡Si no te gustan háztelos tú! Al parecer, no sólo en música sabía lo que quería y tenía convicciones inquebrantables....

3) Countdown. Una pieza impresionante donde Coltrane toca a duo con la batería casi hasta el final, una muestra del dominio técnico que había alcanzado en el saxo tenor.

4) Spiral. La espiral de sonido de Trane.

5) Syeeda's song flute. Dedicada a su sobrina Syeeda, recién nacida, una canción de cuna al estilo Coltrane.

6) Naima. Una bellísima balada, quizá la pieza más conocida y más interpretada del disco. Coltrane la siguió tocando en conciertos hasta casi el final de su carrera. Dedicada a la que entonces era su mujer. Esta pieza fue la primera grabada en una sesión anterior (26 de marzo de '59) , cuenta con Cedar Walton al piano y Lex Humphries en la batería.

7) Mr. P. C. Hard bop de avanzada, una pieza compuesta para el gran Paul Chambers.

8) Giant steps (fragmento). En una horrenda y casi impecable versión tocada nada más y nada menos que por un robot japonés. Una pieza que muestra cómo un triunfo de la tecnología puede significar un fracaso del arte y que demuestra que, como decía Louis Armstrong, "Para tocar el jazz hay que saber amar".

9) Giant steps. La toma alterna que nació de la sesión de Naima, con un arreglo distinto en el piano, con Cedar Walton y Lex Humphries.

En los controles: Juan Manuel Struck.

Voz y selección musical: Gabriel Meraz

jueves, 22 de octubre de 2009

2. MILES DAVIS (Segunda parte)

Esta noche, En la jazzmédula... Miles Davis.

Pero a ver. ¿De veras fue Miles Davis el Picasso del jazz?


No sé. Dicen que el pintor español solía decir: "No busco, encuentro". Miles Davis, en cambio, se la pasó buscando toda su vida. Y, como encontraba, sus búsquedas abrieron siempre nuevos caminos para el jazz. Las huellas de su recorrido crearon surcos que hoy aún los músicos transitan, buena parte del jazz contemporáneo sigue la pista de Miles Davis quien, por cierto, a veces pintaba. He aquí una muestra de sus cuadros, de aire más bien basquiatiano:


Ezz-thetic


R. U. Legal


Blue in Green


Podría decirse que como en los trazos finísimos de una pintura oriental que crea signos evanescentes, Miles Davis buscaba desaparecer. Quería desaparecer sobre todo cuando tocaba en público, quería desaparecer del escenario. Es bien conocido ese gesto suyo, darle la espalda al público. El escritor Enrique Vila-Matas cuenta que de niño vio una actuación de Miles en el Palau de la Música Catalana; cuenta que los aficionados barceloneses recibieron con gran escándalo el típico gesto de Miles, voltearse de espaldas: "les mostraba el culo y tocaba como si quisiera esconderse o hubiese sido asesinado por su propia trompeta". Pero como bien lo percibió Vila-Matas, él tocaba así para sentirse más libre, y porque -según declaró alguna vez el propio Miles- la primera fila solía abarrotarla público blanco que pagaba los boletos más caros sin apreciar su actuación.


Por eso también se ha llamado a Miles: "tiotomista" (por aquello de "La cabaña del tío Tom"), por su denodado orgullo con respecto a la negritud. Pero esta posición de Miles era engañosa, no hay que olvidar que fue uno de los primeros músicos negros en hacer colaboraciones trascendentales con músicos blancos (Gil Evans, Bill Evans, Chick Corea, Dave Holland, Joe Zawinul, entre varios más). Sea como fuere, lo cierto es que Miles Davis se convirtió en varios momentos de su vida en un maestro del arte de la desaparición y, durante algunos periodos en que se ausentó de la escena jazzística, entre otras cosas se ponía a pintar...

En este segundo programa de En la jazzmédula encontramos a Miles Davis en un periodo de transición. A comienzos de los años 60 Miles empieza a reclutar gente nueva para su banda, después de probar distintas alineaciones llegó a conformar su famoso "quinteto clásico", con el saxofonista Wayne Shorter, el pianista Herbie Hancock, el contrabajista Ron Carter, y el baterista Tony Williams, que al unirse al quinteto de Miles tenía apenas diecisiete años.

Hacia finales de esa misma década empieza uno de los periodos más interesantes en la música de Miles Davis, me refiero a los discos llamados de "fusión", donde el músico empieza a indagar nuevos sonidos en instrumentos electrónicos, y a mezclar el jazz con el rock y ritmos orientales y africanos. En este periodo destacan varias grabaciones, pero en general se recuerda una de las primeras: Bitches Brew. Cuenta Herbie Hancock que un día fue convocado por Miles al estudio de grabación y se sorprendió mucho cuando al llegar se dio cuenta de que no había piano. "Toca eso", le dijo Miles, señalando un pequeño piano eléctrico arrumbado en un rincón del estudio. Ahí estaba el cuarentón Miles Davis a finales de los sesenta enseñándole a los músicos jóvenes a enchufar sus instrumentos, sentando las bases de una nueva estética musical. Miles Davis estaba preocuopado por la manera en que el rock empezaba a atraer la atención del público joven, de hecho, en este periodo abrió con su banda muchos conciertos y festivales de rock, lo que dio a su música un exhibición masiva que no había conocido. (El rock era un fenómeno de masas, el jazz nunca lo ha sido). Por supuesto, no faltaron críticos puristas que atacaron a Miles, acusándolo de asesinar al jazz, cuando en realidad lo que hacía era darle nuevos bríos; antes de que el Jazz, como género musical vivo, llegara a desaparecer...


En este programa escuhamos:

1) Masqualero y 2) Prince of Darkness. Del disco Sorcerer de 1967, con el "quinteto clásico". El acetato traía en la contratapa un poema que iniciaba así: "Miles: The sorcerer/ Dealer in magic, alchemist of the night/Dark prince of metal water fire wood. My-ulz!"

3) Miles Runs the voodoo down. De Bitches brew, de 1969. Un disco atemporal que dejaría sentir una fuerte influencia en el rock de aquellos años (Jimmi Hendrix, Electric Ladyland, o Frank Zappa, Waka-jawaka y The grand wazoo, por ejemplo).

4) Human Nature. Del disco You're under arrest, de 1985 (Miles visitó la cárcel una que otra vez). Donde demuestra que pese a que los años ochenta no fueron grandiosos para el jazz, en donde él tocaba había siempre buena música.

5) Tutu. 1986. Uno de los mejores discos de Miles de este periodo. Parafraseando una frase de José Agustín referida a los Beatles, podríamos decir que los discos menores de Miles Davis son discos esenciales del jazz.

6) Mystery y Doo-bop. De su disco póstumo Doo-bop, el legado de Miles Davis. Un trabajo que dejó inconcluso cuya mezcla final corrió a cargo del rapero Easy- Mobe. Era 1991 y Miles se despedía del mundo y de sus casi cincuenta años de carrera con un disco de acid jazz y hip-hop, marcando el sendero al jazz del porvenir.











En los controles: Juan Manuel Struck y Eduardo Sánchez.

Voz y selección musical: Gabriel Meraz.

jueves, 15 de octubre de 2009

1. MILES DAVIS (Primera parte)

Esta noche, En la jazzmédula... Miles Davis.

Miles Dewey Davis nació en Alton Illinois, en 1926. Era hijo de un dentista, que deseaba para su hijo una carrera médica. Fue grande su decepción cuando el pequeño Miles empezó a mostrar demasiado interés en la música, especialmente en tocar la trompeta. Tenía apenas 16 años cuando lo escuchó tocar Sonny Stitt: "Te pareces a un hombre que se llama Charlie Parker -le dijo-, y también tocas como él. Vente con nosotros". Y esa vez la decepción mayúscula fue para el joven Miles: su madre no lo dejó ir.
Pero cuando han de llegar las cosas llegan. Pasaron un par de años y Miles se mudó con su familia a San Louis, un día, se enteró de que Charlie Parker y Dizzy Gillespie, los genios creadores del be-bop, andaban de gira por su ciudad. No tardó en buscarlos, audicionó y obtuvo su primera oportunidad sustituyendo a un tercer trompetista. Desde entonces no se separó de Bird, lo siguió a Nueva York. "Un año viví con Charlie Parker bajo el mismo techo -Recordaba Davis-. Siempre iba con él a la calle 52".
Fueron años de enorme aprendizaje para el joven Miles. Aprendió - en primer lugar- de sus limitaciones. Miles no era un virtuoso en la técnica de la trompeta como Fats Navarro o el propio Dizzy, le faltaba la fuerza de aliento del primero, la inigualable digitación del segundo. No obstante, junto a Charlie Parker, Davis adquirió un sentimiento musical auténtico, algo que se requiere cuando se quiere tocar jazz: el sentimiento del blues. "No aprendes a tocar el blues -le dijo Bird- simplemente lo tocas".

Miles sacó gran provecho de sus limitantes y desarrolló un sonido único en la trompeta, cálido y meláncolico, suave y minimalista, a la sordina. Tocaba pocas notas, pero justo las que tenían que ser, la nota insustituible, como la palabra en el poema.
El singular sonido de Miles encontraría un desarrollo pleno a finales de los cuarenta, lejos de los candentes aires del be-bop. Su encuentro con el genial arreglista Gil Evans daría como resultado un disco fundamental: Birth of the cool.
Como su nombre indica, el disco dio nacimiento al estilo jazzístico denominado cool. Llamó la atención, entre otras cosas, el combo utilizado. No era un cuarteto ni un quinteto, ni una big band, estaba a medio camino entre los dos, era un noneto conformado por una alineación de primera. Algunos de los músicos harían notable carrera en el cool (como Lee Konitz o Gerry Mulligan, quien participó además como arreglista). También llamó la atención de especialistas y aficionados la instrumentación, conformada por instrumentos bastante disímbolos para el jazz de la época; una tuba, por ejemplo, o un corno francés, a los cuales se añadían la sección rítmica y la de metales (el barítono de Mulligan, el alto de Konitz, el trombón de Kay Widing o J. J. Johnson, y la trompeta de Miles, claro).
El disco tiene el valor de un manifiesto artístico, pues en efecto da lugar al surgimiento de un nuevo género en el jazz (un poco a la manera en que lo haría, once años después, Ornette Coleman, con su disco Free Jazz, si bien éste tenía claros precedentes).
Más tarde Miles Davis comenzaría a colaborar con músicos de hard bop, siempre mostrándose como un líder inovador de impagabale talento. Realizó grabaciones con Sonny Rollins y (un jovencísimo) Jackie McLean, una serie de discos para la marca Prestige (Steamin', Cookin', Relaxin', etc.) y otros varios más para Columbia. En estas grabaciones inicia una de las colaboraciones más importantes y fructíferas, no sólo de su carrera, sino de la historia del Jazz, me refiero a los discos que hizo a lado de John Coltrane.
Hacia finales de los años 50, la mancuerna Davis-Coltrane produjo un auténtico icono de la cultura musical del siglo XX, acaso el disco más clásico en la historia del jazz grabado: Kind of Blue.
Este disco, para no variar cuando de Miles Davis se trata, dio origen a un nuevo estilo musical dentro del jazz, el llamado jazz modal. Dicho estilo (en realidad se trataba de una forma, una estructura) consistía en sustituir las tradicionales secuencias de acordes por escalas armónicas, que introducían en el plano interpretativo nuevas y amplísimas posibilidades de improvisación. Otro factor clave del enorme logro artístico de este trabajo fue la frescura expresiva que pudo darse en el estudio de grabación. Esto parecería redundante si hablamos de jazz, arte de la improvisación si los hay, pero ya se sabe que una cosa es tocar en vivo y otra entre las cuatro paredes del estudio. Ocurre que Davis se guardó en secreto las partituras de las piezas a grabar, las mostró a sus músicos apenas unos momentos antes de tocar. Quería que sus compañeros de banda alcanzaran un cenit de libertad creativa, una cima de espontaneidad. Y lo consiguió.
(Por cierto que no sería la única vez.)
Aquí encontramos a Miles acompañado de John Coltrane (sax tenor), Cannonbal Adderley (sax alto), Bill Evans (piano), Paul Chambers (contrabajo), Jimmy Cob (batería), en un disco verdaderamente esencial.
Escogí a Miles Davis para la primera emisión de En la jazz-médula porque fue sin duda una de las figuras más inovadoras de esta forma de arte musical nacida con el siglo XX. Visitar su carrera es recorrer en cierta forma el panorama entero del jazz moderno.
No en vano se ha llamado a Miles Davis "el Picasso del jazz"...


En este programa escuchamos:

1) Now's the time, con los Charlie Parker's Ree bopers. Aquí Dizzy Gillespie toma el asiento del pianista y deja su lugar a la trompeta de Miles Davis. El resto de la alineación es Curley Russell en el contrabajo y Max Roach en la batería. Y Bird, claro está, en el saxo alto.

2) Milestones. El quinteto de Charlie Parker (una verdadera rareza: puede oirse a Bird tocando el saxo tenor, instrumento inusual en su carrera), con Miles Davis en la trompeta, acompañados de John Lewis al piano, Nelson Boyd en el contrabajo y Max Roach en la batería. Una de las primeras composiciones de Miles, grabada en 1947.

3) Venus de Milo y 4) Moon dreams, del disco Birth of the cool, grabaciones de 1949 y 1950.

5) Dig. Esta pieza del disco homónimo de 1951 muestra a Miles en su etapa hardbopera, acompañado de Sonny Rollins al saxo tenor, Jackie McLean en el alto, Walter Bishop en el piano, Tommy Potter en el contrabajo, y el maestro (creó una verdadera escuela y un séquito de discípulos) del hardbop: Art Blakey. Es una grabación histórica, ya que fue la primera en la carrera de McLean.

6) Dr. Jekyll. Hard Bop de primera, con solos memorables de Cannonbal Adderley y John Coltrane. Del disco Milestones, editado por Columbia en 1958.

7) All Blues y 8) So What. Del sin par Kind of Blue. La primera de estas piezas ilustra perfectamente que el blues es jazz, y el jazz, blues.




En los controles: Juan Manuel Struck y Eduardo Sánchez.

Voz y selección musical: Gabriel Meraz.

¡Felicidades a Radio UACM en su primer día de transmisiones!